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domingo, 26 de diciembre de 2010

Presentación

Perspectiva etnobotánica 


Reichel-Dolmatoff escribió que beber yagé es como "volver al útero y renacer. Es romper la placenta de la percepción normal y entrar en reinos donde se puede conocer la muerte y es posible rastrear la vida, mediante la sensación, hasta la fuente primigenia de la existencia. Cuando los chamanes hablan de enfrentarse al jaguar, es porque realmente lo hacen (Tomado de Wade Davis, El Río, 2009, p.588, edición del FCE).


Al yagé también se le conoce como el remedio. La medicina del yagé actúa como fuente de conocimiento y como purgante. Se le considera como la madre de todas las plantas, a la vez centro del conjunto de plantas medicinales de su propio entorno etnobotánico. Las otras plantas fundamentales de la cultura Cofán son el yoco (Paullinia yoco) y la yuca (Manihot esculenta). Entre todas conforman la triada base de su propia etnobotánica. Toda cultura tiene o ha tenido una triada de plantas a partir de las cuales el Hombre se ha articulado con la naturaleza. Para cada cultura la triada en mención está integrada por una planta de conocimiento, una de estimulación y una que hace el papel de cimiento alimenticio. Ahora bien, los cofanes del piedemonte amazónico hacen parte del primer anillo del yagé. Allí, la ayahuasca misma cumple el papel de planta de conocimiento; el yoco, el de planta estimulante, además de preventiva de enfermedades; y la yuca, por su parte, cumple el papel de planta base de alimentación. La presencia del yoco en el piedemonte amazónico es lo que le da a esta triada la posición que aquí denominamos como primer anillo del yagé. En las culturas que integran el segundo anillo del yagé, es decir, aquellas que habitan la selva llana ―no el piedemonte― y donde no crece el yoco, la coca (Erythroxylum coca) cumple el papel de planta estimulante. Se la prepara a manera de mambe ―pulverizada y mezclada con yarumo― y se la acompaña de tabaco (en forma de ambil). 


Ejemplos de la presencia de la triada base en otras conformaciones etnobotánicas son, referidos a las plantas de conocimiento, y en el caso de la India, la Amanita Muscaria ―el soma de los textos del Rig Veda― o, en el caso de mesoamérica, el peyote (Lophophora williamsii). Respecto de las plantas estimulantes-purgantes en Occidente tenemos el café, el té o el mate, sin contar otros ejemplos regionales. Finalmente, ejemplos de plantas que actúan como cimientos alimenticios son el arroz, para el caso del Asia, el trigo, para el Medio Oriente y Europa, o el maíz, para gran parte de América. 


El yagé


Algunos reconocidos botánicos consideran que el yagé es la más poderosa planta de conocimiento del planeta, capaz de limpiar o purgar a quien la ingiere como ninguna otra. En algunos casos el tomador de ayahuasca puede llegar a recibir profundas lecciones acerca de la existencia, con todo lo que ello implica en términos de psicoterapia.


La bebida conocida como yagé es el producto de una preparación que efectúan diversas comunidades étnicas de la amazonía, asentadas desde el sur de Colombia, parte del Ecuador, Perú y Bolivia. Como ya se dijo, esta bebida es utilizada con fines medicinales y purgativos.

El nombre “yagé” es propio de las comunidades indígenas del sur de Colombia, particularmente los cofanes, sionas, ingas, coreguajes y kamsás. En los restantes países se le conoce como ayahuasca, término de origen quechua que se descompone en aya: alma, espíritu; y huasca: bejuco, liana. Se podría traducir entonces como “bejuco del alma” o “liana del espíritu”.

La preparación más difundida en Colombia incluye por lo menos dos plantas: el bejuco denominado igualmente “yagé” (Banisteropsis caapi) y la planta llamada “chagropanga” (Diplopteris cabrerana). Hacia el sur, la planta asociada al bejuco en la mezcla es la rubiácea conocida como “chacruna” (Psychotria viridis). 

El origen del yagé

Respecto del mito de origen Cofán comentan los curacas del valle del Guamuez que “Dios estuvo con ellos, que vivió con ellos un tiempo, él les enseñó a rezar, a creer en Dios, a tomar Yagé y tomó Yagé con ellos. Éste se origina en un cabello de Dios que lo puso en la tierra y de este cabello nació la planta del Yagé, y por eso este bejuco es tan sabio y muestra tantas cosas, y para el pueblo Kofán eso es la vida, es la educación, ahí está todo lo que queremos buscar” (cita tomada de visión chamánica, en entrevista a 3 curacas del Putumayo). 


La curación de las enfermedades 
(texto tomado de Visión Chamánica)

“Cuando se toma yagé, es para conocer, mirar los enfermos, a las personas, conociendo lo que el yagé le quiere mostrar, el aire, la tierra, el agua y cómo experimenta eso, qué es lo que hay, qué espíritus malos existen en el aire, la tierra, dentro del agua, para uno poder saber si alguien se enferma y otro toma y se emborracha, mira esta enfermedad y dice: viene de tal parte y así la cura”.

“Hay sensaciones, el estómago le da vueltas, siente deseos de vomitar, de purga, de ir al baño, una maluquerita de que ya viene la borrachera y cuando ya se emborracha, entonces le toca ir a vomitar o ir al baño y obligatoriamente tiene que salir. La diarrea, el vómito, el malestar que experimenta el paciente son la reacción del yagé, es sanarse del miedo, por eso hay que hacer limpieza, es cuando se entra a hacer curación a las personas. Tomo yagé y quiero descargar algo, si tiene alguna dificultad sobre la vida cotidiana, tiene sus sinsabores y hay veces que se va llenando de ira, entonces tomando uno suelta todo eso y se libera, se sana.”

Los efectos del yagé en la mayoría de los casos se relacionan con lo terapéutico. El yagé opera haciendo curación, la bebida recorre el organismo, detecta las dolencias físicas, explora el corazón y las emociones, la mente y los pensamientos, el espíritu, y en ese recorrido van detectando los problemas como si fuera un diagnóstico, seguido simultáneamente de un efecto de limpieza, de depuración, de purificación y de purga, manifestada orgánicamente por el vómito y la diarrea y, a nivel mental y emocional ,por una catársis que se acompaña de una aceptación de la enfermedad. En este proceso, y especialmente al final, aparece en medio del trance lo que podría llamar el tratamiento: claridad en el pensamiento del enfermo que le permite comprender su problema y programar cambios de actitud en su vida, con el objeto de obtener salud o bienestar cuando se decidió a participar en la sesión.


Para los indígenas las experiencias de enfermedad y sufrimiento ofrecen una nueva visión de las cosas dentro de su sistema cognoscitivo, la enfermedad es entendida como una etapa necesaria del conocimiento, por lo tanto sólo es comprensible si se experimenta desde la vivencia. Los curacas kofanes afirman que una persona se ha curado cuando al observar a la persona en el trance el cuerpo se ve transparente, sin manchones.